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domingo, 17 de noviembre de 2024

Estella no estaba

La señorita Havisham le dijo a Pip que Estella se encontraba en el extranjero recibiendo educación. Le preguntó si creía que la había perdido, con malignidad.

Se despidió de la señorita Havisham.

Eso evitó decir cosas que no debía decir.

Salió de allí desconsolado y mirando los escaparates, pensando en lo que compraría si fuese un caballero.


Por el camino vio al señor Wopsle saliendo de una librería para tomar un té con el señor Pumblechook. Insistió a Pip que le acompañara hasta la sala de Pumblechook. A Pip le vino bien porque no le hubiera apetecido nada estar en casa, y por eso aceptó ir con él. Se dirigieron a casa del señor Pumblechook.

La lectura del drama de Jorge Barnwell duró hasta las nueve y media de la noche. A la media noche, en compañía del señor Wopsle, se fueron camino a casa. Había una espesa niebla y mucho frío.

Por el camino se encontraron con el señor Orlick y este se unió a caminar con ellos.


Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens

domingo, 10 de noviembre de 2024

Lluvia de consternación

La calle ofrecía una vista desoladora. El barro había sobrepasado mucha altura en todas las casas, tanto en la de Adrián como en todas las de la calle. Aquello no parecía normal. Los coches, unos detrás de otros o amontonados por la fuerza de la riada.

Las frases más escuchadas eran: "¡Madre mía, que alguien nos ayude, por favor!", "¡Lo hemos perdido todo!", "Nadie viene a ayudarnos", "La ayuda llega tarde"...


En proporción a otros años, la magnitud de la catástrofe ha sido mucho mayor. Algo que nunca se había visto de una manera tan salvaje como lo que ha acontecido este año.

Y tantos muertos...encontrados bajo el lodo y en los coches...

Parece que todo llega a oídos de los que lo tienen que escuchar, pero nadie reacciona eficazmente para que las ayudas lleguen a tiempo.

El dibujo de la ciudad causa una verdadera aflicción.


Teresa Ribello

domingo, 3 de noviembre de 2024

Enfrentamientos

La idea de que Orlick también fuera a la ciudad no gustó nada a Pip.

Orlick agarró una barra candente de la fragua y amenazó a Pip. Cuando se calmó, Joe dijo que todos tendrían medio día de fiesta.


La hermana de Pip, que era tan curiosa y espía dijo inmediatamente que Joe era un estúpido, por dar permiso a los holgazanes como Orlick. Este contestó que era una mujer muy mandona y empezaron a tener una discusión muy fuerte. A la hermana de Pip le dio un ataque de gritos y de nervios, por los insultos recibidos. Empezaron a pelear y a agarrarse uno a otro, hasta que la hermana de Pip se desmayó, y cesó todo. Después del escándalo, el silencio.

Pip fue de nuevo a casa de la señorita Havisham. Lo recibió la señorita  Sara Pocket. Ella le preguntó qué quería y el chico dijo que había ido solo a ver cómo estaba la señorita Havisham, y le dejó entrar. Le comunicó después que subiera.

Pip le dijo a la señorita Havisham que estaba siguiendo su aprendizaje y que sentía mucho agradecimiento hacia ella.


Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens



















domingo, 27 de octubre de 2024

CUIDA TU SALUD

- ¿Sigues con el tratamiento que estabas tomando? -preguntó Anabel-.

- Sí, no lo puedo dejar. Lo tengo que tomar de por vida -dijo Ángela-.

- Vaya, un engorro ¿verdad? Lo digo por mí, que por culpa de la diabetes no puedo dejar la medicación -dijo Anabel-.


- Desde que estoy tomando las pastillas del colesterol, he perdido casi diez kilos. No me importa, pero no me gustaría adelgazar más -dijo Ángela.-

- Hace tiempo que no te veo con aquel traje color caqui tan mono...dijo Anabel-.

- Ah, se me ha quedado grande y como ese, muchas prendas más -dijo Ángela-.

- Ten cuidado, porque a ese ritmo te puedes quedar en el chasis -dijo Anabel-. De todas formas, no creo que el motivo sea solo por las pastillas. Creo que puede ser porque has dejado de tomar grasa y azúcar. También te aconsejo que tengas cuidado, porque conozco personas que han estado al borde de un infarto porque se confían en la medicación y se creen que pueden comer de todo -dijo Anabel-.

- Ese no es mi caso -dijo Ángela-.


Teresa Ribello



domingo, 20 de octubre de 2024

Un tipo horrible

 Joe pensaba en qué llevar de regalo a la señorita Havisham para la próxima vez que fueran a verla. Pip decía que no tenía intención de llevarle nada. Él solo quería que le diera permiso de medio día para ir a la ciudad y ver a la señorita Havisham. Lo que quería realmente era ver a Estella, pero eso no lo dijo.


Joe aceptó la proposición, pero con la condición de no intentarlo de nuevo si lo hacía como expresión de gratitud por un favor recibido.

Orlick, el obrero que tenía Joe, no simpatizaba mucho con Pip. Cuando Pip era pequeño, Orlick lo asustaba diciéndole que había que encender el fuego con un niño vivo. Cuando Pip se convirtió en aprendiz de Joe, Orlick creyó que tarde o temprano perdería el puesto, con lo que la antipatía creció mucho más.

Cuando Pip recordó a Joe que ese día le tenía que dar permiso para ir a la ciudad, Orlick dijo que ese favor también se lo tendría que dar a él. Que si Pip iba a la ciudad, Orlick también iría allí.


Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens 

domingo, 13 de octubre de 2024

Sospecha en el barrio

 La tienda estaba cerrada cuando Elsa necesitaba comprar algunos botes de leche y fruta. ¿Por qué estaría cerrada tan temprano? No eran ni las siete de la tarde. Por el camino, antes de llegar al establecimiento, vio a un señor, todo de negro, salir por la puerta principal con unas bolsas. Justo cuando llegaba Elsa, la cierran. Todo parecía raro.


- No he podido traer nada. Además, es la única tienda que podría haber estado abierta en el barrio -dijo Elsa-.

- Es normal, en domingo...-dijo Federico-.

- Sí, pero esa tiendecita siempre abre los domingos hasta tarde. Viene bien para aquellas cosas que se te olvidan durante la semana -dijo Elsa-.

- Bueno, vete preparando para el baile de esta noche -dijo Federico-.

Elsa mira por la ventana.

- Federico, ven. Ese señor es el que salía de la tienda esta tarde, cuando fui por la fruta. Está hablando con Lucía, la dueña. Van muy bien vestidos.

- Quizás es su novio y van también para el baile -dijo Federico-.

- No sabía que Lucía tuviera novio, aunque, la verdad es que llevo poco tiempo frecuentando la tienda -dijo Elsa-.

- No te preocupes, si hay algo sospechoso, en este barrio nos acabaremos enterando.


Teresa Ribello.






domingo, 6 de octubre de 2024

El maestro Joe

 Una vez ya en casa de la señorita Havisham, esta, al ver a Joe, le preguntó: "¿Es usted el marido de la hermana de este muchacho?"

Joe, en vez de dirigirse hacia a señorita Havisham, lo hizo hacia Pip y dijo: "Cuando me casé con tu hermana, fue con la idea de ser su marido."

Joe dijo que Pip nunca había tenido inconveniente en trabajar con él.

Todas estas cosas las seguía diciendo sin aún dirigirse hacia la señorita Havisham.

Pip intentaba, de una manera u otra, que contestara a la señora y no a él. Pero no servía de nada.

La señorita Havisham preguntó a Joe si había traído el contrato de aprendizaje. Este entregó el documento a Pip y no a la señorita Havisham.

Después de haberlo leído, la señorita Havisham dijo que Pip se había ganado una recompensa. Veinticinco guineas. Pip las dio a su maestro, Joe.

Se despidieron. Pip preguntó si debían volver otra vez, y la señorita Havisham les dijo que no, que Joe sería ahora su maestro.

Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens




Estella no estaba

La señorita Havisham le dijo a Pip que Estella se encontraba en el extranjero recibiendo educación. Le preguntó si creía que la había perdid...