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domingo, 16 de julio de 2023

Mañana será otro día

 

Prohibido mirar el reloj - Teresa Ribello


Aquella noche, Matilda se bebía su vaso de leche caliente con miel, como casi siempre. Le dejó un poco a su gato, que le gustaba acurrucarse junto a sus piernas, en un cesto color marrón bien mullido que le había confeccionado ella misma. Sentada en su mecedora, frente a la chimenea, leía un libro que había sacado de la biblioteca esa misma mañana.


En ese momento se acordó de llamar a doña Manuela, para saber el estado de su hija. Afortunadamente, le comunicó lo feliz que se sentía porque ya había salido del peligro.

Solo escuchaba el tic tac incesante de su reloj de péndulo, marcando las nueve y media, colgado justo encima de la chimenea. En esos momentos no había nada que se opusiera o que pudiera competir con aquella escena tan plácida y tranquila. Matilda empezó a dar cabezadas en su mecedora, después enseguida reaccionaba y volvía otra vez a la lectura. El sueño le estaba venciendo poco a poco. A Flipi ya le había vencido hace media hora. Estaba totalmente enroscado y en el séptimo sueño. Matilda estaba cansada y cuando ya no pudo más fue en busca de su cama, porque seguir en su sillón se convertía en una pérdida de tiempo. Así que se plantó su pijama color azul, apagó la lámpara y se dijo "Mañana será otro día".


                                                                                     Teresa Ribello.

 enseguida reaccionaba

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