Al principio costó un poco entrar en contacto con aquellas personas. Les noté unos gestos un poco raros, no solo hacia nosotros, sino hacia ellos mismos.
A veces, los comienzos son difíciles, hasta que no empiezas a tener una relación más sólida con tus vecinos. No hay una fórmula concreta para entablar una conexión con este tipo de personas. Yo, por ejemplo, utilizo mucho el corazón. Eso nunca me falla. Algún gesto de amabilidad, cordialidad...
Aunque tampoco me olvido de estudiar qué clase de individuos rondan alrededor de mi casa (incluidos mis vecinos).
Muchas veces, la mayoría de conflictos que surgen entre vecinos suelen ser por diferencias culturales o socioeconómicas.
Recuerdo, cuando vivía en Boston, teníamos unos a los que les gustaba hacer mucho ruido.
Y tanto. Al parecer, estaban de reparaciones en su casa y formaban unas estridencias espantosas con una taladradora.
El ruido daba justo con mi sala de estar. Ya te puedes imaginar. No podía mantener una conversación con nadie, ni ver la tele, ni comer tranquila.
Para colmo, la pared colindante se vio afectada por las continuas perforaciones producidas por las taladradoras.
¡Menudos vecinos!
Teresa Ribello
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