- Son muchas las normas que hay que seguir para entrar ahí. No sé si estaré preparada para ello. A lo mejor el horario tampoco me viene bien -dijo Mariela-.
- No es cuestión, ni de normas ni de horarios, ni de nada. Es cuestión de que te guste. En el fondo, lo deseas, pero, por algún motivo no puedes dar el paso -dijo Ana-.
- Sí, necesito ver y probar, para ver qué atmósfera se respira ahí -decía Mariela, mientras se cepillaba el pelo y charlaba con Ana en el baño del restaurante donde habían terminado de comer. Eran compañeras de trabajo de unos grandes almacenes-.
- Todos sabemos que en toda organización que se precie, y más si es de grandes dimensiones, debe existir un administrador y debe ser el responsable de hacer llevar las reglas al resto de personas -dijo Ana-.
- Esta sí es grande. Así que deberá tener establecido lo mejor dentro de la organización.
- Sin normas, no se mejora la comunicación entre los equipos de trabajo -dijo Mariela-. Puede producirse inseguridad y ansiedad, por no saber cómo afrontar una dificultad -dijo Ana-.
- Lo pensaré. Gracias, Ana.
Teresa Ribello.
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