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domingo, 14 de abril de 2024

EL CORTADOR DE JAMONES /// EL AGUARDIENTE SABE MAL

 El representante de piezas de jamón entró en la tienda con todos los instrumentos necesarios para hacer demostración de cómo había que cortar los jamones.

Había personas dispuestas y entusiasmadas para estudiar la lección y hincar el diente si fuese necesario, cuando llegase el momento.

La tienda enseguida se llenó de mujeres, hombres y niños.


No solo se hacía dicha demostración con el objeto de vender jamones en la propia tienda, sino también para prestar servicio como cortador de jamón profesional para bodas y eventos. Era maestro jamonero. Era asombroso ver de qué manera tan correcta cortaba el jamón aprovechando todas sus partes y todo su sabor.

En menos de una hora, el maestro terminó de cortar toda la pieza y hubo para todo el que por allí se acercó.

- Me gusta su sabor; no está demasiado salado.


Teresa Ribello.


                                                            *********


Pip había terminado de llenar la botella de aguardiente con la jarra llena de alquitrán.

El tío Pumblechook no quiso oír la palabra "alquitrán" y quiso olvidar lo sucedido, pidiendo agua caliente y ginebra, y así hacer desaparecer ese sabor tan horrible.


La hermana de Pip quiso que los comensales probaran el pastel de cerdo, regalo del señor Pumblechook.

Pip estuvo a punto de gritar en la mesa, a punto de que le oyeran todos los congregados. El caso es que Pip no estaba dispuesto a soportar aquella situación, así que echó a correr. Pero no pudo salir por la puerta porque topó enseguida con un grupo de soldados con unas esposas.

Teresa Ribello.

GG.EE., Charles Dickens.







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