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domingo, 19 de mayo de 2024

Espantando pájaros

 Cuando Pip vio que Joe empezó a buscar su lima, empezó a pensar que quizá debió haber dicho la verdad, pero no lo hizo, temiendo que pensara de él lo que no debiera.

El creía que era demasiado cobarde tanto para hacer lo bueno como para hacer lo malo.

Su hermana cogió a Pip, pareciéndole que su presencia fuese una ofensa para los invitados y le ayudó a subir las escaleras.

Pip tenía que ayudar en la fragua, pero si algún vecino necesitaba ayuda para espantar a los pájaros, coger piedras o algo parecido, inmediatamente se le adjudicaba el trabajo. Todo lo que ganaba se guardaba en una hucha que estaba junto a la chimenea. Pero Pip no tenía muchas esperanzas de conseguir aquel dinero.


Había una anciana, tía abuela del señor Wopsle que daba clases nocturnas en el pueblo. No tenía muchos recursos económicos. De seis o siete iba a dormir en compañía de algunos niños que le pagaban dos peniques por semana cada uno.

La tía abuela de Wopsle dirigía el Instituto de Educación y regía en el mismo lugar una tienda de abacería...


Teresa Ribello.

GG.EE., Charles Dickens

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