- Me siento en la necesidad de contar lo que me pasó el otro día cuando estuve en Madrid con mis amigos -dijo Pedro-.
- Pero si no me has dicho nada -dijo Silvia-.
- No te preocupes, no fue nada, simplemente fue una decisión que tomamos de pronto.
- Menos mal que Madrid se encuentra ahí al lado, pero aun así debes avisarme -dijo Silvia-. Bueno, ¿qué es lo que pasó?- Había mucha nieve por la carretera y muy poca visibilidad, por la niebla -dijo Pedro-. Sancho tenía que estar constantemente conectando el limpiaparabrisas por los copos de nieve que empezaban a caer a esas horas de la tarde.
- Sancho es la persona menos indicada para conducir, sabiendo el problema de visión que tiene en estos momentos. ¿Por qué no se lo impedisteis? -dijo Silvia-. Seguro que me vas a decir que tuvisteis un accidente.
- Al ser los primeros copos de nieve, el suelo estaba muy resbaladizo y... Sancho no pudo detener el coche a tiempo, cuando de repente, colisionó con el coche que teníamos delante.
- No te has llevado ni un rasguño. No me has comentado nada -dijo Silvia-.
- No quería preocuparte. Preferí dejarlo para otro momento. Por cierto, Sancho ya se encuentra bien del impacto. Tan solo le ha quedado un leve dolor cervical -dijo Pedro-.
Teresa Ribello
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