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domingo, 13 de abril de 2025

Excluida

 - Silvia, ¿te acuerdas cuando nos encontramos la última vez en el trabajo? -preguntó Rosa-.

- Sí, cuando me contaste todo lo que te ocurrió en el trabajo, con aquella compañera -dijo Silvia-.

- Pues ahora me ha ocurrido otra cosa -dijo Rosa-.


- Dime.

- He quedado excluida de la bolsa de trabajo -dijo Rosa-.

- ¿Qué me dices?

- Como te digo. Pero el fallo ha sido mío. Por lo visto no hice el autobaremo correctamente -dijo Rosa-.

- Pero, ¿cómo se te va a olvidar eso tan importante? -preguntó Silvia-.

- No sabía que había que hacer el autobaremo y tampoco se me informó de nada. Menuda racha llevo. Menos mal que me dirigí al sindicato y allí me pudieron ayudar. Introdujeron todos mis títulos y los enviaron al Registro Único. Dentro de dos o tres meses saldrá el listado definitivo de admitidos y excluidos, y ya veremos lo que pasa...-dijo Rosa-.

- Seguro que tienes suerte, Rosa -dijo Silvia-.

- En el sindicato fueron muy amables conmigo, me transmitieron mucho ánimo -dijo Rosa-.

- Sabes que te deseo lo mismo, amiga. Muy pronto te llamarán de nuevo -dijo Silvia-.


Teresa Ribello








lunes, 7 de abril de 2025

Pip conoce al señor Pocket

El señor Jagger llevó a Pip a su despacho y le informó de las decisiones que había tomado respecto a este.

Se debía dirigir a la Posada del señor Pocket. Debía permanecer allí hasta el lunes, para ver si le gustaba.

También le informó acerca de su pensión, que sería muy generosa.


Le acompañaría Wemmick. 

El lugar no tenía muy buen aspecto, con cristales rotos y todo sucio.

Wemmick se despidió de Pip y quedó a la espera de encontrarse con el señor Pocket.

Apareció el señor Pocket, que venía del mercado de haber comprado fruta para Pip, porque pensó que al ser un chico del campo, le podría gustar la fruta.

El señor Pocket resultó ser aquel chico con el que tuvo una pelea en casa de la señorita Havisham.

Pip pidió al señor Pocket que le ayudara y corrigiera en alguna torpeza, en cuanto a los modales cortesanos.

El señor Pocket quiso, que desde aquel momento le llamase Herbert.


Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens


Excluida

 - Silvia, ¿te acuerdas cuando nos encontramos la última vez en el trabajo? -preguntó Rosa-. - Sí, cuando me contaste todo lo que te ocurrió...