En algunas zonas de Europa consideraron al tomate, traído de América, como alimento venenoso, y todo porque pertenecía a la familia de las solanáceas, las cuales incluyen plantas tóxicas, como por ejemplo, la mandrágora.
Y hoy en día es una planta esencial en nuestras cocinas. Muchas personas no pueden pasar sin ella.
Durante dos siglos fue considerada una planta venenosa, pero no porque lo fuera, sino por la desconfianza que provocaba en las personas. Era una planta con muy mala reputación. Reputación que llegó hasta los libros de escritores famosos, como John Gerard, el cual afirmaba en su libro The Herball que era una planta tóxica.
Pero la verdadera causa fue otra.
Y es que, durante la aristocracia de la época se usaban platos de estaño (aleación de plomo), que al contacto con la sustancia del tomate se producía una liberación de plomo, y al ser consumido se provocaba el envenenamiento de los comensales.
Teresa Ribello
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